¿Muchos jóvenes en su crecimiento han reclamado intimidad? Esto es tan común entre los adolescentes que los adultos deben acostumbrarse e incluso respetarlo.
La intimidad es parte de la vida de una persona que no debe observarse desde el exterior, y afecta solo a la propia persona.
Esto hace referencia a la información del individuo, sus datos personales, relaciones, salud, correos, etc. Pero también a sus emociones, necesidades, gustos, entre otros.
Es la zona abstracta que una persona reserva para un grupo acotado de gente, generalmente su familia y amigos. Sus límites son precisos y dependen de distintas circunstancias.
Según la psicología, la intimidad implica que la persona se muestre al otro tal y como es, despojado de inhibiciones y pudores para revelar lo oculto, lo doloroso, lo que quieres que nadie sepa.
Entre los adolescentes, este término hace alusión a aquellos actos y sentimientos que se mantienen fuera del alcance del público.
Esta etapa en la que los hijos dejan de ser niños y comienzan a reclamar espacio, privacidad e intimidad es común.
Convivir con adolescente es posible que perciba cómo comienza a buscar lugares para esconderse y pasar largos periodos a solas, sin contacto con los adultos.
Cabe acotar que este espacio puede ser físico o virtual, y ocurre en medio de un proceso en el que comienzan a sentir y hasta a pensar de otra manera.
Todo ese proceso les lleva a tener recuerdos, ideas, sentimientos, secretos, etc., que no están dispuestos a compartir ante cualquiera y en cualquier lugar; y por ello comienzan a reclamar su espacio, o intimidad.
Especialistas indican que para transitar una adolescencia saludable es esperable que los adolescentes busquen y defiendan una intimidad distinta de la que tenían cuando eran niños.
Este proceso no solo es clave para transitar esta etapa, sino también para las que siguen en la vida, en lo que refiere a la salud mental y los vínculos sanos que se deben mantener con ellos mismos y con los demás.
En conclusión, este proceso es completamente sano y necesario pues les ayuda a poder distinguir lo que es íntimo y privado de lo que puede ser público y social.
Partiendo de ello, es clave que los adultos respeten la intimidad y reconozcan la libertad que los adolescentes necesitan para crecer.