Las consecuencias psicológicas que deja el mechoneo

mechoneo

 

·         Algunas federaciones de estudiantes universitarios se han manifestado contrarios al tradicional mechoneo, que de seguro veremos durante los próximos días. Y es que andar en la calle con el pelo cortado a la fuerza, con la ropa convertida en harapo y pidiendo limosna, puede ocasionar graves consecuencias psicológicas en los alumnos que entran a primer año en la educación superior.

 

La tradicional bienvenida al mundo universitario no siempre es una buena experiencia, ya que el “mechoneo” puede transformarse, de una divertida actividad, en la más temida de las jornadas. Los estudiantes de segundo año atormentan a los recién llegados durante sus primeros días universitarios, para culminar con el particular “bautizo a los novatos”, que generalmente se traduce en cortes de ropa, avalancha de pinturas y de alimentos vencidos o putrefactos, y retención de algunas pertenencias para pedirles dinero a cambio de su liberación.

 

El ‘mechoneo’ es una actividad que tiene el sentido de rito, de tránsito, de marcar el paso de una etapa a otra. Desde la perspectiva de evolución y crecimiento de ser humano es importante. El ingresar a la vida universitaria es importante para el desarrollo personal, porque ya se empieza a ser adulto o al menos a proyectarse como un ciudadano activo de la sociedad”, comenta Carmen Gutiérrez, Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

 

Pero lejos de ese sentido de rito, en los últimos años el mechoneo se ha ido tiñendo de violencia, al punto de ocasionar daños físicos y hasta muertes. “La mayoría de los mechoneos actuales tienen elementos de exposición, de querer ridiculizar, humillar y, en algunos casos, dañar físicamente a los nuevos estudiantes, lo que es claramente un comportamiento negativo. No se puede estar de acuerdo con una actividad donde se transgreden los límites de la persona con el fin de someterlo a una vergüenza pública y a un peligro inminente. El hecho de que les corten el pelo, les rompan la ropa y/o quiten los zapatos, puede ser visto como una situación degradante y de humillación”, asevera la psicóloga.

 

Las acciones involucradas en el proceso del mechoneo en la mayoría de las universidades implican daño o violencia. De hecho, según una encuesta de Trabajando.com, un 50% de los estudiantes piensa que el mechoneo puede tener consecuencias psicológicas para las ‘víctimas’ de esta práctica.

 

El mechoneo actual crea una situación crítica, límite. La persona puede sentirse amenazada, ridiculizada y menoscabada en el momento del mechoneo y en los días posteriores también. Los sentimientos pueden extenderse mucho más tiempo después del día específico de la ‘bienvenida’, ya que la violencia puede impactar profundamente a la persona, quien puede desarrollar hasta un cuadro de estrés post traumático a raíz de esto”, indica la experta.

 

En el mismo sondeo de Trabajando.com, un 21% consideró que las bromas pesadas pueden incluso implicar el abandono de los estudios en una etapa temprana, mientras que un 17% apuntó a los daños físicos y un 13% a otro tipo de secuelas. 

 

Lo que pase en el mechoneo puede afectar el sentimiento de adhesión que tiene el alumno que recién se matricula en la Universidad que eligió, al punto de pensar en cambiarse a raíz de este episodio de violencia. Es importante que el estudiante sienta que puede desarrollar su sentido de pertenencia con la institución que elegida”, recalca la docente.

 

Para evitar episodios de violencia y accidentes, las instituciones de Educación Superior han tomado medidas, como por ejemplo prohibirlo completamente, o bien transformarlo en actividades positivas llamadas ‘mechoneo social’.  

 

“La formas de mechoneo deberían obedecer al sentido de cada carrera o al sello de cada institución a la cual ingresa el estudiante en primer año.El mechoneo tiene el origen en una bienvenida a la fraternidad de la carrera y/o institución a la cual el estudiante se acaba de matricular. Se debería retomar ese sentido primario”, finaliza Carmen Gutiérrez, Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

 

 

 

·         Algunas federaciones de estudiantes universitarios se han manifestado contrarios al tradicional mechoneo, que de seguro veremos durante los próximos días. Y es que andar en la calle con el pelo cortado a la fuerza, con la ropa convertida en harapo y pidiendo limosna, puede ocasionar graves consecuencias psicológicas en los alumnos que entran a primer año en la educación superior.

 

La tradicional bienvenida al mundo universitario no siempre es una buena experiencia, ya que el “mechoneo” puede transformarse, de una divertida actividad, en la más temida de las jornadas. Los estudiantes de segundo año atormentan a los recién llegados durante sus primeros días universitarios, para culminar con el particular “bautizo a los novatos”, que generalmente se traduce en cortes de ropa, avalancha de pinturas y de alimentos vencidos o putrefactos, y retención de algunas pertenencias para pedirles dinero a cambio de su liberación.

 

El ‘mechoneo’ es una actividad que tiene el sentido de rito, de tránsito, de marcar el paso de una etapa a otra. Desde la perspectiva de evolución y crecimiento de ser humano es importante. El ingresar a la vida universitaria es importante para el desarrollo personal, porque ya se empieza a ser adulto o al menos a proyectarse como un ciudadano activo de la sociedad”, comenta Carmen Gutiérrez, Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

 

Pero lejos de ese sentido de rito, en los últimos años el mechoneo se ha ido tiñendo de violencia, al punto de ocasionar daños físicos y hasta muertes. “La mayoría de los mechoneos actuales tienen elementos de exposición, de querer ridiculizar, humillar y, en algunos casos, dañar físicamente a los nuevos estudiantes, lo que es claramente un comportamiento negativo. No se puede estar de acuerdo con una actividad donde se transgreden los límites de la persona con el fin de someterlo a una vergüenza pública y a un peligro inminente. El hecho de que les corten el pelo, les rompan la ropa y/o quiten los zapatos, puede ser visto como una situación degradante y de humillación”, asevera la psicóloga.

 

Las acciones involucradas en el proceso del mechoneo en la mayoría de las universidades implican daño o violencia. De hecho, según una encuesta de Trabajando.com, un 50% de los estudiantes piensa que el mechoneo puede tener consecuencias psicológicas para las ‘víctimas’ de esta práctica.

 

El mechoneo actual crea una situación crítica, límite. La persona puede sentirse amenazada, ridiculizada y menoscabada en el momento del mechoneo y en los días posteriores también. Los sentimientos pueden extenderse mucho más tiempo después del día específico de la ‘bienvenida’, ya que la violencia puede impactar profundamente a la persona, quien puede desarrollar hasta un cuadro de estrés post traumático a raíz de esto”, indica la experta.

 

En el mismo sondeo de Trabajando.com, un 21% consideró que las bromas pesadas pueden incluso implicar el abandono de los estudios en una etapa temprana, mientras que un 17% apuntó a los daños físicos y un 13% a otro tipo de secuelas. 

 

Lo que pase en el mechoneo puede afectar el sentimiento de adhesión que tiene el alumno que recién se matricula en la Universidad que eligió, al punto de pensar en cambiarse a raíz de este episodio de violencia. Es importante que el estudiante sienta que puede desarrollar su sentido de pertenencia con la institución que elegida”, recalca la docente.

 

Para evitar episodios de violencia y accidentes, las instituciones de Educación Superior han tomado medidas, como por ejemplo prohibirlo completamente, o bien transformarlo en actividades positivas llamadas ‘mechoneo social’.  

 

“La formas de mechoneo deberían obedecer al sentido de cada carrera o al sello de cada institución a la cual ingresa el estudiante en primer año.El mechoneo tiene el origen en una bienvenida a la fraternidad de la carrera y/o institución a la cual el estudiante se acaba de matricular. Se debería retomar ese sentido primario”, finaliza Carmen Gutiérrez, Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

 

 


Salir de la versión móvil