Es un trastorno que padece por lo menos 1 de cada 1000 individuos sobre todo en los menores de edad, esta palabra tiene como origen griego ‘mito’ y ‘manía’ que significa ‘deseo desordenado’. Es decir, una persona mitómana tiene como objetivo mentir e inventar historias fantásticas con el fin de adquirir notoriedad.
Hoy te vamos a presentar cuales son las características más comunes de este tipo de personas para que estés atenta a tu alrededor o incluso si tú misma tienes estas cualidades y no te habías fijado.
Características de un mitómano:
Sus historias son increíbles, están muy bien formuladas y tienen algún parte que son verdaderas.
Si se le presiona, es posible que admita que no es cierto lo que está relatando, sin embargo, no lo haría de la mejor manera.
Su tendencia es duradera y compulsiva, lo que diferencia a una persona mitómana con las mentiras es que esto se convierte en un habito.
Las historias que se crea siempre son para beneficio personal, de este modo sacara algún provecho de alguien más.
Suele ser una persona insegura, la autoestima baja los caracteriza a pesar de que demuestran lo contrario.
Miente justo por su poca autoestima, ya que en su interior siente que no es lo suficientemente bueno para conseguir lo que tanto desea siendo quien es.
Tiene el constante pensamiento que si se muestra como es la gente lo va a rechazar.
Es una persona que se siente fracasada y que aún le faltan muchos objetivos por alcanzar, de este modo exagera sus logros.
Le parece muy sencillo mentir, porque siempre que lo hace le ha dado resultado.
Cuando no puede mantener la mentira prefiere alejarse antes de aceptarlo, no tolera la confrontación.
¿Este trastorno se puede curar?
La respuesta es sí, siempre y cuando la persona afectada, es decir, el mitómano tenga la decisión propia de poner remedio a su actitud, esta conducta es muy similar a lo que sucede con las personas alcohólicas ya que normalmente las personas a su alrededor se ven más afectadas y quieran inducirlo a terapias, sin embargo este proceso no es fácil por lo que las personas prefieren alejarse antes de pedir ayuda.