La temporada invernal, los lugares con mucha vegetación, riachuelos y lagunas son sitios que favorecen a la reproducción de anfibios como los sapos.
A pesar de ser aparentemente inofensivos y de la poca interacción que tienen con el resto del medio, este batracio puede representar un peligro tanto para los humanos como para las mascotas, debido a la toxina que produce.
Los perros y gatos son curiosos por naturaleza y eso los podría convertir en víctimas de los sapos. Al estar paseándose por las áreas verdes, las posibilidades de conseguir un bufo y entrar en contacto con él aumentan.
Esto no es más que la intoxicación derivada de ingerir la sustancia tóxica que secretan los sapos cuando se ven en peligro. Es decir, no es más que un envenenamiento causado por los sapos.
El veterinario Orvil Leiva explicó que los sapos poseen glándulas que generan sustancias tóxicas, que son capaces de causar la muerte, conocidas como “bufotoxinas”. Estas son mecanismos de defensa que tiene el anfibio ante el ataque de otro animal.
Al entrar en contacto con las mucosas, este líquido pasa al torrente sanguíneo. Una vez allí puede causar trastornos circulatorios y problemas en el sistema nervioso de las mascotas.
“Los síntomas más comunes suele ser la salivación excesiva, al punto de ahogar al animal, y en casos más graves, edemas pulmonares, mareos, vómitos y convulsiones”, detalló el experto.
Si la persona sospecha o fue testigo de que el peludito mordió o comió un sapo, la recomendación es enjuagar la boca con agua, al igual que las patas para eliminar cualquier rastro de la toxina.
Seguidamente el deber es consultar un profesional para evaluar la situación y determinar el tratamiento en caso de llegar a ser necesario.
El veterinario indicó que la gravedad del cuadro dependerá totalmente del tipo de rana o sapo que tenga contacto con el perro o sapo y sobre todo de la cantidad de sustancias dañinas que haya logrado entrar al organismo.
Leiva, con 20 años de experiencia profesional, señaló que luego del incidente se le puede inducir el vómito al perro o al gato con agua oxigenada. La cantidad prescrita es 1cc por kilo de peso.
Pero si después de unos 15 minutos no vomita, se le puede repetir la dosis. Esto, si hay certeza de que se tragó el sapo.
Entre las consecuencias a largo plazo de la intoxicación por sapo, Leiva mencionó secuelas nerviosas como tics, arritmias, deficiencias respiratorias y renales.
Muchas páginas especializadas en mascotas recomiendan, a modo de prevención, podar la grama y las plantas que funcionan como escondites para los anfibios.
También sugiere evitar charcos o recipientes con agua donde puedan permanecer estos animales, así como estar alerta ante cualquier indicio de que el perro o el gato hallan detectado un sapo o rana.