Cuando se trata de perros es erróneo referirse a ellos como “potencialmente peligrosos”, pues no se puede establecer una relación directa y exclusiva entre una raza y su agresividad.
Al hacerlo se está eximiendo al ser humano del compromiso, ya que es el directo responsable de la educación de los animales de compañía y también se está estigmatizando a los canes.
De acuerdo con el científico austríaco, especialista en Zoología y Etología, Konrad Lorenz, el desarrollo de una conducta agresiva estaba determinado en 30% por la genética del animal y 70 % restante por las interacciones y los aprendizajes que estos adquieren del ambiente en el que crecen, así como del entrenamiento que reciben, la crianza y factores externos como la relación con la camada.
El experto concluye con que el perro nace con un temperamento y unas características físicas particulares, pero es con base a la educación, el entrenamiento y la socialización que recibe como se forma su carácter.
La clasificación nació principalmente de la terminología legal con la que se buscaba agrupar a los animales que habían causado lesiones graves o incluso la muerte de personas.
En un principio se refería solamente a aquellos animales silvestres que eran mantenidos en cautiverio o que eran considerados como mascotas; sin embargo, con el aumento de casos de perros domésticos, se empezó aplicar también a ellos, generando polémica y debates.
Aunque el término se use en muchos países, este carece de una concordancia universal por lo que la legislación de cada estado es libre de establecer los lineamientos y las características que determinan si un can es de manejo especial o no.
Una clasificación general está dada por:
Otorgada por las características físicas propias de cada raza.
Por la genética y el tipo de entrenamiento que reciba el animal.
Que usualmente sobrepasa los 20 kilogramos.
Ya que tienen mandíbulas poderosas, cabeza grande y cuadrada.
Una aparente mayor resistencia física y al dolor.
Supuesta tendencia al desarrollo de conductas agresivas.
Son aquellos que:
Han tenido episodios de agresiones a personas, así como aquellos que les han causado la muerte a otros perros.
Han sido adiestrados o entrenados para ataque y defensa.
Los pertenecientes a las razas: american Starffordshire terrier, bullmastiff, dóberman, dogo argentino, dogo de burdeos, fila brasileiro, mastín napolitano, bull terrier, pit bull terrier, american pit bull terrier, de presa canario, rottweiler, starfforshire terrier y tosa japonés, así como a sus cruces o híbridos.
La clasificación por razas ha desatado polémicas entre los poseedores de estos animales y entre la comunidad en general, ya que da lugar a la creación y permanencia de prejuicios injustos hacia ciertos animales.
Se cree es un juicio de valor que se hace desconociendo que antes de ser considerados peligrosos o agresivos se debería hacer una valoración de cada individuo por parte de un profesional en la materia.
Este caso es lo opuesto en España, ya que buscar avanzar en ese aspecto y eliminar el listado de los mal llamados “perros potencialmente peligrosos”, dando paso a una revisión de cada animal. Eso brindará herramientas no solo de registro, sino también para la cría, venta, socialización y entrenamiento adecuado de los animales de compañía.