Todas tenemos un cutis diferente, el cual puede ser normal, graso, seco o mixto, por lo que es primordial conocer cuál es el estado en el que éste se encuentra para evitar caer en malas prácticas en cuanto a los alimentos que se ingieren.
Así como la piel, el cuerpo interpreta y se desconfigura cuando optamos por alimentos con mala base nutricional. ¿Qué significa esto? Que contengan grasas trans como el tocino y tengan exceso de sal.
Si nos centramos en conocer más sobre la calidad de los alimentos que ingerimos diariamente deberíamos, primero tener presente la importancia de tomar desayuno y que no es cuestión de cantidad sino de calidad.
Es la primera comida del día y la que aporta la energía esencial para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, al no almacenarla, este tiende a funcionar de manera ineficiente y estamos propensos a sentir sueño y no realizar bien nuestras actividades diarias. El no alimentarse correctamente influye en el envejecimiento prematuro de la piel.
La mantequilla de maní, los embutidos, las golosinas, frituras, contienen una gran cantidad de calorías que no sólo perjudican el funcionamiento correcto del organismo; lo que hacen es aumentar la grasitud de la piel.
La Doctora Alicia Flores Cornejo, dermatóloga del Centro de Cirugía Estética, formada en la Universidad de Chile, señala que es importante consultar a un especialista cuando se decide comenzar una nueva dieta, y además agrega que, “el beber agua contribuye a que la piel se hidrate, hacer esto a diario aporta belleza y salud y se eliminan las toxinas del organismo. Lo mismo pasa cuando mantenemos una vida sana y hacemos ejercicio”.
Al final la nutrición de la piel depende de nosotros, se refleja nuestro estado interno. Y es ahí cuando aquel dicho “somos lo que comemos” parece bastante acertado.