La investigación liderada por los psicólogos Nathaniel M. Lambert, Seth Mulder y Frank Fincham, indica que nuestra capacidad para hacer juicios precisos de forma rápida es automática y adaptativa.
En una columna publicada en el portal de psicología Psychology Today, Gwendolyn Seidman, doctora en psicología y académica en Albright College, donde se dedica al estudio de las relaciones y la ciberpsicología, explica que un ejemplo de este valor adaptativo son los juicios que hacemos para detectar la infidelidad.
“Desde una perspectiva evolutiva, los expertos en detectar la infidelidad tendrían más éxito en la reproducción, mientras la incapacidad para detectar la infidelidad podría arriesgar a los hombres a invertir en los niños de otro, y las mujeres se arriesgan a aparearse con hombres que no van a invertir recursos en su descendencia”, explica la experta.
Durante el sondeo, Lambert y sus colegas investigaron si somos capaces de detectar la infidelidad de otros simplemente observándolos interactuar con sus parejas por unos minutos.
Fue así como 51 estudiantes universitarios que estaban en una relación, debieron completar de forma independiente cuestionarios sobre su nivel de fidelidad. Aquí, se les pidió pensar en una persona que no fuera su pareja actual y que los había hecho sentir atraídos.
Para facilitar a los participantes admitir en privado la infidelidad, los investigadores les hicieron preguntas que indicaban gradualmente los niveles más altos de engaño, comenzando con preguntas relativamente inocentes que evaluaban la atracción mutua entre el participante y la persona con quien se involucró a espaldas de su pareja. Además, se les pidió que calificaran su nivel de infidelidad emocional (que tan conectados íntimamente estaban con este individuo ) y sexual (La intimidad física con la persona).
Luego, cada participante interactuó con su pareja con una venda en los ojos, mientras ésta le daba instrucciones para que dibujara algo. Estas dinámicas, que duraban entre tres y cinco minutos, fueron grabadas en vídeo para su posterior calificación.
Más tarde, un grupo de personas ajenas a los participantes observaron los videos y respondieron preguntas como: “¿Qué probabilidades hay de que esta persona muestre interés por un tercero”; “¿Qué tan probable es que esta persona coquetee con alguien que no sea su pareja?”, y, “¿Qué tan probable crees que es que esta persona haya tenido relaciones sexuales con alguien que no sea su pareja?”.
Los resultados mostraron que los observadores fueron precisos en la detección de los tramposos. Además, análisis adicionales descartaron la posibilidad de que fuesen influidos por el género o nivel de dominio del infiel.
En un segundo estudio, los investigadores examinaron si las percepciones de confianza y compromiso podrían ser el origen de estos supuestos de infidelidad. Para ello, los evaluadores debieron ver los videos, pero además de detectar si hubo infidelidad, tenían que indicar cuán comprometidos con sus relaciones eran los sujetos que observaron y lo fiables que parecían.
En este sentido, los autores concluyeron que las percepciones de confianza y compromiso estaban directamente relacionadas con la infidelidad real y percibida. “En otras palabras, los codificadores fueron precisos en la evaluación de la infidelidad, en parte, porque se dieron cuenta de que los participantes infieles parecen menos dignos de confianza y se comprometieron menos durante la breve interacción”, explicó Gwendolyn.
Esta investigación sugiere que las personas pueden detectar la infidelidad con cierta exactitud. “Pero, ¿podemos detectar la infidelidad en nuestras propias relaciones? ¿O nuestros propios juicios están demasiado sesgados y nublados por las ilusiones?”, plantea la experta.
Al respecto, los análisis sobre detección del engaño sugieren que a pesar de que conocemos a nuestras parejas lo suficiente bien como para pillarlos en una mentira, a menudo no lo hacemos, porque nosotros queremos creer en ellos, dice la psicóloga. “Este deseo de creer en la persona que amamos puede impedirnos detectar su infidelidad, aunque sea clara para los extraños”, complementa.
“Estos resultados son sólo preliminares, pero sugieren que cuando se tiene una corazonada de que alguien está engañando a un amigo o miembro de la familia, puedes estar en lo cierto”, explica.
¿Cómo detectar a un mentiroso?
Científicos como Paul Ekman, psicólogo pionero en el estudio de las emociones y la expresión facial de las mismas; y Allan Pease, experto en lenguaje corporal y autor de “¿Somos compatibles? El libro de las preguntas clave sobre tu relación”, han permitido sintetizar algunos de los indicios claves para determinar si una persona elude la verdad o no.
A continuación les dejamos 5 tips para reconocer cuándo alguien está mintiendo, al reconocer ciertos rasgos en su lenguaje corporal, gestos o señas:
1. Una persona que está mintiendo evitará el contacto visual.
2. Su expresión física será limitada y rígida, con el brazo y algunos movimientos de la mano. Manos, brazos y movimiento de las piernas son hacia su propio cuerpo, el mentiroso ocupa menos espacio.
3. Usa el humor o sarcasmo para evitar un tema.
4. Cuando alguien está fingiendo emociones como felicidad, sorpresa, tristeza o asombro solo mueve la boca, en lugar de toda la cara.
5. Demuestra sentimientos de culpa o bien se pone a la defensiva. Además, cuando se le enfrenta, se siente incómodo frente a su interlocutor y puede girar la cabeza o el cuerpo.
Fuente: www.biobiochile.cl