Tal vez lo has vivido en forma directa, o a través de una amiga: el hombre que quieres te exige que estés flaca, o de lo contrario las bromas pesadas llegan como pan de cada día.
La respuesta es clara: NO. Una cosa es incentivarte a que te veas bien, que coman sano o hagan deporte juntos, y otra muy distinta es exigirte que seas quien no quieres realmente. Si tienes alguna amiga en esa situación, cuéntale que está mal.
Cuando hay amor no hay exigencias, ni condiciones. Así te conoció, así te quiso, y así te debe aceptar… si tu cuerpo cambió desde el día en que se conocieron, de seguro cambiaron juntos, no eres la única. El tema no es fácil, lo sabemos, pero está instalado en muchas relaciones de pareja, donde la dependencia también es algo presente.
Pero ojo, hay que revisar el contexto en que se da, y la forma en que se dice. Profesionales de esta materia, han asegurado que una pareja puede ayudarte a ver aspectos tuyos que no te gustan. Es como un espejo que nos permite seguir creciendo, y su opinión valdrá, siempre y cuando, sea con amor y no por beneficio propio. Muy distinto es cuando comienzan los apodos, ofensas o descalificaciones.
Sea como sea, el punto es ¿por qué las mujeres aceptamos que nos digan cómo nos tenemos que ver? ¿de quién es el cuerpo? En algunas ocasiones, lamentablemente, esta exigencia afecta directamente a nuestra dignidad. Es fundamental que aprendas a aceptarte, y conocerte a ti misma primero.
Sólo ten presente dos cosas: Cualquiera puede opinar, pero va en ti aceptar o no ese consejo, y nadie tiene derecho a enojarse si no lo sigues, pues se trata de ti, y tienes derecho a expresar si estás en acuerdo o desacuerdo con su opinión.
Y, lo segundo, recuerda siempre que una mujer no necesita una edad determinada, o un cuerpo socialmente perfecto, para sentirse atractiva, y ser sexy.
Si te sientes bien como eres, también proyectarás esa seguridad en tu entorno, pues hay muchos casos de mujeres que aún teniendo una buena figura, se sienten poco atractivas y su autoestima es baja, simplemente porque seguramente han descuidado su verdadera riqueza interior.