Cosas que hacen que los hombres se pongan nerviosos en una cita

Aunque no lo creas hay situaciones que los ponen súper ansiosos.

1. Saber que nuestro pelo podría estar mejor. El jueves nuestro pelo lucía inmaculado. Ahora es viernes y está todo enrollado, no importa lo que hagamos, nuestro cabello se ve como apenas-despertó-de-un-coma-nivel-cabecera-de-la-cama. No tenemos tantas opciones de ropa y maquillaje, así que nuestro pelo es de suma importancia. ¿Sabes que esto es lo mejor que podemos hacer? ¿Deberíamos interrumpir tu historia para decirte que normalmente nuestro cabello luce mucho mejor?

2. Darnos cuenta de que no planchamos bien nuestra playera. No hay nada que podamos hacer al respecto ahora. Excepto que sudemos a través de nuestra playera en el camino a nuestra cita. Con suerte, este lugar a donde vamos tiene una iluminación terrible. O un corte de energía eléctrica.

3. Darnos cuenta de que este restaurante es mucho más caro de lo que creíamos. Estamos bastante seguros de que tú estás asumiendo que pagaremos la cuenta, y después abrimos el menú para darnos cuenta de que todo cuesta un ojo de la cara (literalmente). Es hora de hacer los roles de género y la igualdad socioeconómica los únicos dos temas de conversación, en un último intento de evitar que nuestra tarjeta de crédito sea cargado con tal cantidad.

4. Ese silencio incómodo cuando nos damos cuenta que realmente no tenemos nada en común. Genial. Pensamos que la llevaríamos bien. En realidad, cuando obtuvimos tú número, es porque estábamos tan ebrios que podríamos llevarnos bien con quien fuera. Sí consideramos seriamente pedir nuestra comida para llevar, y decirte: «los dos sabemos por qué estoy pidiendo mi pasta para llevar.»

5. Si resulta que nos odiamos activamente. Está bien, aceptamos esta cita porque al parecer Cupido es realmente bueno cuando se trata de mensajes de texto. Nos preguntamos por un segundo si esta persona es en realidad un demonio, y puede leer nuestros pensamientos, y está haciendo intencionalmente todas las cosas que nos vuelven locos. Es como si esa persona que tiene todos los defectos que odiamos de repente aparece.

6. Preguntarnos si está fuera de nuestro alcance. Pocas cosas son tan preocupantes como darnos cuenta que nuestra cita es una ex modelo con un  doctorado, que alguna vez salió con equis celebridad. ¿Por qué estás aquí con nosotros? Espera, tal vez piensa que esto ni siquiera es una cita.

7. No saber si abrirte la puerta del coche va a resultarte como un gesto caballeroso o cursi. La peor parte de todo es que a muchas mujeres les encanta que hagamos este tipo de cosas, y otras mujeres piensan que somos un lo-intenta-demasiado o un chovinista. Es como tirar un dado a la suerte, y nos quedamos pensando tanto tiempo en las ventajas y desventajas de esto que nuestra cita ya habrá abierto la puerta del coche y caminado hacia el restaurante antes de que nos diéramos cuenta.

8. No saber si podemos contar, o no, un chiste sucio. No podemos adivinar cuál es tu sentido del humor. Ni si quiera has jurado todavía. ¿Odias jurar? ¿Te vas a sentir ofendida si juramos? Tal vez tienes un sentido del humor muy sucio al igual que nosotros, pero estás esperando a que demos el primer paso. ¿Debemos reprimir todos los aspectos de nuestra personalidad en caso de que odies como somos?

9. ¿Fueron demasiado tres cervezas? «¿Está juzgándome? ¿Soy el tipo de borracho que no se ha dado cuenta de que está borracho todavía? Tal vez no debí haber pedido tantos tragos. ¿Sabes que me haría sentir mejor? Más bebidas.»

10. Tratar de planear nuestra llegada, para que no se nos haga tarde, pero también para que no lleguemos tan temprano, y tengamos que esperar torpemente. Todo el mundo te está mirando y piensan que eres un perdedor, porque está ahí por ti mismo.

11. Cuando tenemos algo atorado en nuestros dientes. Sabemos, en nuestros corazones, que la única manera en que podemos sacarlo es poniendo nuestra lengua ahí, y haciendo ese ruido que parece como si estuviéramos chupando algo. Hoy no es el día para hacerlo.

12. Tratar de hacer preguntas sin ser molestos. Es importante preguntar mucho sobre ustedes. La gente ama hablar de sí misma y eso demuestra que no somos egocéntricos. Pero, ¿qué pasa si piensas que somos unos acosadores espeluznantes tratando de recolectar todo la información posible sobre ti? Hacer demasiadas preguntas en una primera cita es la versión adulta de preguntar: «pero, ¿por qué?», una y otra vez.

Fuente: http://www.cosmoenespanol.com/