Los latidos del corazón se aceleran, los músculos se tensan y el estómago se revuelve, todo indicativo de miedo. Sin embargo, nos encantan los cuentos de terror y aunque parezca “raro” o “bizarro” amamos estas historias, pero, ¿por qué?
Explican los expertos en neurolingüística que, el miedo es una experiencia desagradable que muchos evitan a toda costa. Pero muchos otros se deleitan con la adrenalina de un buen susto. Se lanzan para ver la última película o cuentos de terror o entran alegremente en una casa embrujada para aterrorizarse en Halloween.
Y eso no está mal, existen muchos cuentos de terror, incluso:
- Cuentos de terror para niños.
- Cuentos de terror para adultos.
- Mini cuentos de terror.
- Cuentos de terror reales.
- Cuentos de terror largos.
Y porque la lista es extenuantemente larga, vamos a hablarte por partes de estas historias que nos causan escalofríos pero que a su vez ¡no podemos dejar de ver! ¿Te encantan los cuentos de terror? ¡Continúa leyendo!
Cuentos de terror ¡para nunca acabar!
Entonces, ¿por qué podríamos someternos a estas terribles pruebas? La respuesta se encuentra tanto en la mente como en el cuerpo, según los expertos.
¿Por qué nos gusta tener miedo?
Estar petrificado puede ser estimulante y adictivo, dijo Irving Biederman, especialista en neurociencia cognitiva y profesor de neurociencia de Harold W.
«Nos gusta la novedad, algo que se aparta de nuestra experiencia cotidiana… Parte del atractivo de tener miedo proviene de la desviación de tener una nueva experiencia que sabemos que es segura».
Una avalancha de miedo junto con el alivio de la seguridad puede liberar opioides naturales como las endorfinas que indican placer, junto con un golpe de dopamina, un químico vinculado al centro de recompensa del cerebro.
Los niños pequeños pueden emocionarse especialmente con cuentos de terror para niños porque todavía no comprenden que una película espeluznante es solo una fantasía.
Indican los especialistas que nuestras partes del cuerpo reaccionan ante el miedo, por ejemplo: «La amígdala (o una sensación en la garganta) dará una respuesta de miedo, una contestación de evitación para mantenerse alejado de algo que es legítimamente aterrador. Entonces, para un niño, ir a ver o escuchar uno de estos mini cuentos de terror, o cuentos de terror largos podría ser realmente terrorífico». Irving Biederman, especialista en neurociencia cognitiva y profesor de neurociencia de Harold W.
Eso podría explicar por qué las películas y los cuentos de terror están dirigidos principalmente a personas en su adolescencia y principios de los 20 años.
La transición a la edad adulta, es una fase interesante de la vida en la que las personas están estableciendo su sistema de creencias. Están lejos de sus padres y, a menudo, intentan ponerse a prueba para descubrir qué les asusta.
Cuentos de terror reales
Lecciones de vida acechan cuentos de fantasmas y monstruos
Normalmente las culturas usan historias sobre fantasmas y monstruos para dar forma a identidades personales y sistemas de moralidad.
Los cuentos que inducen el miedo fueron útiles en las primeras sociedades como una forma de enseñar a los niños sobre los depredadores naturales como los osos y los lobos. Pero a medida que la gente comenzó a reflexionar sobre el significado de la vida y la muerte, sus historias comenzaron a reflejar ese reconocimiento de sí mismo y la lucha con los demonios internos.
Un buen ejemplo de orientación ética incrustada en una historia de miedo; o que se incluye en la lista de cuentos de terror reales, es el cuento latinoamericano de La Llorona que tomó auge en Europa y América. La Llorona, el espíritu de una madre que ahogó a sus hijos en un ataque de furia celosa, llora mientras busca sus cuerpos con pesar, trayendo desgracia a quienes escuchan sus gritos.
La Llorona subvierte la norma social de las madres como amorosas y protectoras, convirtiéndose en una lección de advertencia para que otros consideren cuando se enojan con sus hijos.